martes, 14 de septiembre de 2004

"Mijita riiiiica"

Image Hosted by ImageShack.us
Uno de los pocos recuerdos buenos que me quedaron de mi relación con Romualdo es la sensación de ser deseada las 24 horas del día. En permanente observación casi sicopática, inundada por su inabarcable capacidad de apetencia. Me acuerdo de muchas discusiones por su costumbre de darme agarrones impíos por la calle o meter la mano en lugares poco aptos para ser tocados en público. Durante años no usé falda para mantener tanto ardor en un cauce controlable.

Lo otro eran los piropos. No muy elegantes por cierto, pero decididamente intensos y originales. Estilo “maestro de la construcción” con toques de extravagancia artística. Frases calientes que me susurraba en los instantes más inesperados con una incontinencia tan inspirada como primitiva. Verdaderas eyaculaciones verbales que generalmente no supe disfrutar en su momento, como suele hacerse con lo que se tiene en abundancia.

Es más, llegué a creer que siempre iba a ser así. Que todos los hombres iban a enloquecer de sólo olerme, o que iban a alucinar con las estrías de mi estómago y con mis “tetas de adolescente” que a él tanto le gustaban porque cabían en una mano. Que bastaba un gesto ínfimo para poner en marcha la facilísima maquinaria hormonal masculina. Ahora me río de mí misma (un poquito vieja para ser tan ingenua, ¿no?), así que no necesito que nadie más lo haga.

En la vida me han dicho muchas veces que soy inteligente. Y simpática. Otros menos clásicos, pero también recurrentes son: buena gente, buena onda, “especial”, divertida. Pero todo eso es una mierda. No sirve de nada, porque la mayor parte del tiempo las chicas no queremos sentirnos inteligentes ni “súper simpáticas”, sino bonitas. Sexys. Deseadas. Puede ser porque nos creemos más fácilmente inteligentes que bonitas, y no necesitamos que nos lo recuerden para darnos cuenta. O que precisamente al ser inteligente no se necesitaría a nadie que te lo diga porque la inteligencia estaría por encima de tan nimios estímulos. No sé, tampoco pretendo hacer un tratado de la psicología femenina, y obviamente que no hablo por todas tampoco, las hay segurísimas de sí mismas sean o no despampanantes, y no creo que Claudia Schieffer necesite algún tipo de refuerzo en el campo estético. Pero la gran mayoría sí.

Hace tiempo que no me dicen un buen piropo. Algo que le dé de comer a mi ego y me haga sentir uniquísima en medio de un mar de habitantes terrícolas. Y puede ser tan simple, basta con salir con el chico que te gusta y que al verte sonría y mueva los labios con una frase alusiva a lo bien que te ves ese día para ganarte un pasaje al planeta de los elegidos. Una golden girl bañada de luz. Si bien he salido con unos cuantos chicos después de la última descarga mental de Romualdo, hace mucho que no viajo por esos halagüeños lares.

Bueno, también se pueden decir con la mirada, pero yo me cansé de tener que interpretar gestos. Y las miradas se desvanecen más fácilmente que las palabras. Son menos atesorables para la posteridad, por más que “valgan más que mil” de las otras. Lo que es yo, prefiero quedarme con mis milésimas en decibeles.

Además un piropo suele ser más específico que una mirada, más focalizado. De ahí también su tangibilidad. Por sus piropos los conoceréis, o mejor dicho, conoceréis lo que les gusta de vosotras. Por ejemplo, sé que Romualdo se extasiaba con la suavidad de mi piel, así que a veces potenciaba esos encantos con un baño de tina cargado de aceites para el cuerpo, o que Pedro, el fotógrafo de Valparaíso, habría elegido mis piernas como su lugar favorito. Entonces, a desenterrar la falda e irse a la cama con una camisa de dormir cortita…

No me había dado cuenta de la falta que me estaba haciendo ese coito alfabético en miniatura hasta ayer. De puro curiosa me puse a revisar los archivos antiguos en la blog de Hipólito (nombre webartístico: Barro). Y llegué al post del 6 de diciembre de 2003: la inauguración oficial del bar de mi hermana. No esperaba encontrarme como protagonista de un post perdido. Pero menos esperaba toparme con una frase como ésta:

“Verónica está espléndida, lleva un vestido rojo ajustado que la hace ver aguda y voluptuosa. No cabe duda de quién es la anfitriona aquí. Es un gusto poder verla tan dueña, le sienta bien”.

Son tan lindos los piropos. Tan resucitadores de ánimo, tan fáciles de decir. Requieren tan poca energía y en cambio mueven tanta. Y además son gratis. Aptos para cualquier boca.

Nunca antes me había visto como una mujer espléndida (menos aún voluptuosa). Nunca había tenido la imagen de mi misma como el alma de la fiesta, la anfitriona sin lugar a dudas de algún lugar. Hasta ahora. Lo leo y me siento absolutamente jetsética, tanto que si fuera hombre me enamoraría de mí misma. Así que tomo la imagen que me regaló Hipólito y la guardo para tiempos de vacas flacas, como un elemento más que desenterró una buena noche a la cual acudir cuando la autoestima escasea. Una noche en la que Pedro no dejaba de sacarme fotos, Mariano -que nunca me había hecho caso- me miraba con cara de “lo que me perdí” y Clemente, en avanzado estado etílico, me hizo una declaración tan sentida que me impulsó a darle un beso de lo más cinematográfico de la pura emoción, algo que no consiguió en los 5 años que fuimos compañeros en la U (y durante los cuales se declaró permanentemente para después decirme lo mucho que me odiaba). Por cierto, su discurso incluyó más de una alusión al famoso vestido…

Decía que me quedo con la imagen. Para usarla como arma secreta, como una munición extra a la hora de afrontar este duro mundo de mudos mirones. Hasta que alguien recomponga el quebradizo amor propio femenino con el próximo piropo.

¡Ah! Y al que me diga que soy inteligente, ahora sí que le pego. La única vez que me gustó escucharlo fue hace años, en boca de Romualdo. Que por cierto, odiaba que lo fuera. Tal vez por eso sólo lo dijo una vez.

(Morrales, en una clase de novela, dijo que había que confiar en el lector, y no dar demasiadas explicaciones. Eso hago. Y ustedes son astutos... además de simpáticos y buenas personas. Así q' saquen sus propias conclusiones)
.

Image Hosted by ImageShack.us

7 Comments:

Blogger isabelicity said...

que excelente post... osea, cuántas veces yo rogaba para que se acabaran los días de sacarme a gorrero con espátula, para después pasar a Anselmo, que hay que pedirle con orden judicial que porfavor suelte el computador y me preste algo de atención.
En fin, son las cosas del amor... y quizás en unos años más cuando estemos gordas y feas nadie más nunca nos diga un piropo, tendremos que empezar a creernos los piropos propios... lamentable

7:24 p. m.  
Blogger Roberto Arancibia said...

Verónica, desde Santiago llegué a tu blog, al igual que al de Icha, por el de Barro. Me he entretenido mucho leyendo todo, todo, lo que has posteado aquí. Tenía pega pendiente, pero me retuviste, eso habla bien de tí, o al menos de tu magnetismo literario bloguístico en muchas de tus frases. Y eso, es casi un piropo. Volveré por aquí, y si me permites te pondré entre los Links en mi Blog. Claro que no sé si te pongo en los de Aquí o los de Allá. Creo que en los de Aquí. Tengo un amigo en Tokyo y está linkeado como local, pero en viaje. OK?
Pasa por mi casa y te das una vuelta. Fique a vontade
e relaxe. Todos amigos.
http://elmundosigueahi.blogspot.com

Cariños...
Roberto.

2:36 a. m.  
Blogger Barro said...

La dura que es bueno saber que no solo a cagarle la vida a la gente me dedico.

Guachita!!!

1:12 a. m.  
Blogger Vero said...

Nada, nada, que a mí de cagármela nada... me la has entretenido, escuchado y revuelto, así que ya te puedes ir inflando como un sapito...

3:13 a. m.  
Blogger Nutela said...

Y pasa un poco todo el rato, como dice Isabelicity primero los sacamos con espátula y después nos preguntamos dónde demonios se fueron.

De todas maneras yo creo que eres estupenda, top, cool y la más mina de todas. Lo dice de corazón tu devota aprendiz.

5:07 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Tarde llegue a leerte.. (tarde.. como siempre) así que de nuevo llego a destiempo... mientras me las ingenio para crucificar a Cronos, te digo "pta que estay rica!" o para ser más elegante... "de tus dulces dadivas mana divino nectar"
(ni lo busques en san google, es original mio, te lo regalo)
Ahi te dejo... pensando quien actua en el anonimato como guerrillero de la labia

1:11 a. m.  
Blogger Vero said...

Plop!

1:37 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home