domingo, 14 de noviembre de 2004

Acusete cara’e cuete

Se fue Toni. Lo supe ayer, en uno de los peores días desde que empecé a trabajar. No lo echaron, se salvó por los pelos, pero lo trasladaron a la tienda “madre”, centro de operaciones de los dueños y sus obsesivos afanes de control. O sea, y en buen chileno, se lo llevaron para “tenerlo cortito”.

El desastre empezó a fines de la semana pasada. El exceso de trabajo –reestructuración de toda la tienda y arribo de la mercancía de navidad, navidad, dulce navidad- nos tenía a todos medios locos y Karina, la tailandesa, insistía en demostrarnos a Rita y a mí sus sorprendentes avances como discípula de Domitila. Cuento corto, en un momento me apesté de que se creyera mi jefa y le dije un par de cosas que tenía atravesadas. Así que me pasé el resto de la tarde recibiendo sus miradas de desprecio máximo, una verdadera manifestación artística que llegó a su clímax cuando se fue, despidiéndose ostentosamente de todos menos de mí…

Entonces vino la mala idea. Toni había ido a fumarse un cigarrillo al baño de hombres y yo entré a decirle algo y pedirle un par de caladas, a ver si así me olvidaba un poquito de tanta mala onda. “¿No se enoja Félix si te ve fumando acá?” le pregunto (el baño de mujeres me parecía más propicio para esos asuntos, ya que es terreno prohibido para nuestro supervisor, aunque Domitila ya lo había pillado un par de veces disfrutando de un cigarrito por esos lares).
“No, a Félix no le importa, el que se enoja es Vito”.

Como si hubiera sido una invocación, en ese mismo segundo Vito abre la puerta y se queda estático, mirándonos con cara de asco absoluto. Y empieza a gritar: “Verónica no te quiero ver nunca más en este baño fumando, ¿entendiste? Es una falta de respeto y no te la voy a tolerar”. “Déjala tranquila -le contesta Toni- el cigarrillo lo prendí yo, ella sólo pasaba por acá”.

La cosa terminó en pelea. De las grandes. Al día siguiente Karina (en plan amiguitas) me contó que Toni se había ido encima de Vito, empujándolo, y que estuvieron a punto de irse a las manos. 5 minutos después Rita me decía que fue Vito el que se fue sobre Toni. Como sea, al poco rato del incidente del baño Vito me agarró en un pasillo y empieza de nuevo con lo de la falta de respeto y no sé qué más. Estaba molesto y yo no quise hacer la cosa más grande, le dije un par de frases conciliadoras y hasta llegué a pensar que se veía rico así, en plan me enojo y soy súper macho. Dejé de pensarlo cuando vi salir a Toni del otro baño con los ojos hinchados, donde había sido interceptado por Domitila que no quiso desaprovechar la ocasión de aportar su granito de arena… Los gritos se escuchaban por todos lados, había unas viejas comprando bufandas que no se la podían creer. También le tocó charla con Félix, en la oficina, y no tenía mejor cara cuando terminaron, aunque él sí sea un jefe todo terreno.
¿Cómo se echó a rodar la bola de nieve? Me lo explicó Rita, después de que me tocó a mí rendir cuentas por mis afanes nicotinosos (aunque en este caso fueron bastante más comprensivos).
- “Fue Vito. Él les contó todo a Félix y a Domitila”.

Qué mal, ¿no?
Fea la actitud.
Feo Vito. Ahora no encuentro que tenga nada de interesante.

Toni no se volvió a aparecer por la tienda. Esa tarde se la tomó libre y al día siguiente llamó para decir que le habían dado unos días de licencia. ¿Cómo estás corazón? le pregunté cuando contesté el teléfono. “Mal. Forrado en diazepam” me contestó.


Hace rato que lo vengo pensando: Mi trabajo parece un verdadero Reallity Show, de los rudos, de los de acá. Gran Dependiente versión 1500. Si es que están los ingredientes perfectos: líos por cigarrillos, intrigas, frágiles alianzas, cámaras repartidas por todos lados, cosas no dichas, secretos y pelambres (cotilleos) de pasillo, dramas contenidos que tarde o temprano explotan, un grupo de personas obligadas a convivir sin poder moverse del lugar, viéndose las caras día tras día y expulsados que se van sin darnos tiempo a despedirnos.

6 Comments:

Blogger Alvaro said...

Bueno bueno bueno, la vida no e facile, me hizo recordar otra cosa completamente desconectada que vi ayer. Comprando pan en el Jumbo, iba a buscar mi carrito cuando una señora empieza a vociferar y a putear a un tipo que la mira como no entendiendo "y tú que le ponís" le decía la señora, luego una chica que estaba con el tipo lo va alejando, "vámonos", etc. Me alejo aburrido al lado de mi papá que me espera al lado de las tortas. En eso los gritos suben y las chuchadas y puteadas se escuchan creo que en todo el Jumbo, llegan guardias corriendo y el grupo de gente crece y termino sin ver a la alterada señora. Nos alejamos con mi padre que conjetura que a la señora se le corrió la teja...

4:54 p. m.  
Blogger Diroco said...

Lo cierto es que los trabajos resultan desquiciantes. Aquello de que el trabajo dignifica es un perverso invento dialéctico de la patronal. Hay días que son de pesadilla: clientes pesados e impertinentes, compañeros estresados e intratables... Qué voy te voy a contar...

Parece que nuestra felicidad o infelicidad se mide por nuestra relación con los demás. Muchas personas son infelices y culpan de ello a los demás, y esto sucede sobre todo en el trabajo. En fin, hay que tener mucha paciencia y mucha voluntad de conciliación.

9:04 p. m.  
Blogger ultra said...

Quizas eso me falto a mi. Un buen remezon un parcito de gritos y un despierta pero no...
Malditos silencios innecesarios.
Quizas Toni en otros rumbos vuelva a sazonar no solo a los que le rodean sino tambien a el mismo. Sazon agridulce o sabores experimentales... No necesariamente nefasto.
Te dejo un besote grande y animo... Que falta!!

11:18 p. m.  
Blogger Cpunto said...

Y, de "caguin" vive el hombre, hay mucha gente por ahí que le gusta armar lío de la nada, que anda comentando tonteras porque en el fondo no tienen "nada que decir", y eso, hasta en el virtual world se da,

cariños

3:35 p. m.  
Blogger Vero said...

Bambo: no, los clientes no pueden fumar, así como no podía yo tampoco cuando trabajaba en el diario, por respeto a los compañeros… pero por lo menos podía asomar la nariz a la calle cuando me ganaba el ansia y luego volver renovada y con la adicción tranquila… lo que me desespera de este asunto es esa cosa entre infantil y carcelaria de que durante el horario de trabajo la tienda es dueña del 100% de tus actos y segundos, y al no poderse fumar dentro y no poder salir, pues ocurren cosas extrañas…
Cirilo, la voluntad de conciliación se viene difícil… hay algunos por ahí que ya se andan paseando con una cara de vencedores que no me la tolero, está claro quiénes seremos los próximos “nominados” si osamos dar problemas a la nueva elite al poder…
Y Ultra, cuanta razón tienes. Fui a ver a Toni a su nueva tienda y estaba feliz, dijo que había sido una liberación, que estaba enfermándose de los nervios y ahora se sentía liviano como una gaviota… bien x el, muuuuy bien, aunque se lo extrañe horriblemente
Saludillos a todos y txs por los comments!!

4:30 p. m.  
Blogger Elisa de Cremona said...

Claro, deberíamos tener el poder de nominar también a los personajes que trabajan con nosotros, así aliviaríamos tensiones... En todo caso, lo de Toni fue como el intercambio con la casa de México, no?
un beso y a fumar entre el frío... yo ya estoy resfríada..

10:06 a. m.  

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